El frigorífico es uno de los electrodomésticos más indispensable de la casa. Nos permite alargar la vida de los alimentos y mantenerlos en perfecto estado. Sin embargo, no a todos los alimentos les va bien el frío. Algunos incluso pueden acelerar su proceso de descomposición o cambiar su sabor. A continuación, enumeramos cuáles no debemos guardar en la nevera.
Pan
Son muchas las personas que guardan el pan que les sobra en la nevera para que les aguante más tiempo. Es un error porque a bajas temperaturas el pan envejece más rápido y pierde su sabor. Lo mejor es cortarlo en rebanadas y meterlo en el congelador. De esa manera aguanta hasta tres meses.
Tomate
El frío de la nevera, además de dejar los tomates insípidos, hace que su textura sea más aguada y harinosa. Mantenerlos a temperatura ambiente, en cambio, ayuda a completar su proceso de maduración y a potenciar su aroma y sabor.
Pepino
Un caso similar al de tomates, ya que en la nevera los pepinos pierden su sabor y se vuelven más acuosos. Para disfrutarlos con una textura óptima, recomendamos guardarlos en un frutero que no tenga contacto directo con el sol.
Berenjena
A diferencia de otras hortalizas, las berenjenas no necesitan frío para conservarse durante un par de días. Guardándolas en el frigorífico lo único que conseguimos es que empeore su textura y pierdan su sabor.
Cebolla
Dentro de la nevera la cebolla se endurece y pierde sus propiedades. En el caso de que tengas la cebolla troceada y quieras guardar los trozos en el frigorífico, lo mejor es introducirlos dentro de un recipiente.
Frutas tropicales
Hablamos de la piña, la sandía, los aguacates o los plátanos, entre otros. Al ser procedente de climas cálidos, las bajas temperaturas del frigorífico no suelen beneficiarles.
Chocolate
En ocasiones metemos el chocolate dentro la nevera para que no se derrita. Aunque tiene su lógica, se trata de un error. El frío hace que se forme en él una capa blanca que cambia su sabor. Al café le ocurre algo parecido.
Jamón serrano
Al tratarse de embutido, el sentido común nos lleva a guardarlo en la nevera como hacemos con la mortadela o el jamón york. Estamos equivocados por completo. El frío altera su aroma y sabor y el jamón serrano pierde gran parte de su gracia.
Miel
La miel, gracias a sus componentes y PH, no necesita frío para durar un larguísimo período tiempo apta para el consumo. Al guardarla en el frigorífico, en cambio, se cristaliza y pierde sus propiedades.
Huevo
Es un caso un tanto peculiar. En principio no necesitan frío y, por eso, en los supermercados se venden los huevos sin refrigerar. No obstante, los cambios de temperatura pueden hacerlos peligrosos. Si tienes un lugar en la cocina donde estás seguro de que la temperatura va a ser fresca, puedes dejarlos sin problema. Si no es así, es mejor guardarlos en la nevera y evitar riesgos.
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