Cuando hablamos de tortilla, lo primero que nos viene a la mente es su versión con patatas. Sin embargo, la incorporación de este ingrediente a nuestra cocina es relativamente reciente, ya que la patata no comenzó a consumirse en Europa hasta después del siglo XVII. Mucho antes, ya existían elaboraciones a base de huevos batidos que se adaptaban a los ingredientes de cada época. A continuación, repasaremos algunas de esas versiones primitivas que precedieron a nuestra querida tortilla de patatas.
Desde la antigüedad, las culturas mediterráneas han utilizado huevos batidos como un ingrediente esencial en sus preparaciones culinarias. Podría decirse que las «abuelas» de la tortilla de patatas ya existían desde entonces.
Una de estas precursoras es la patina, un plato que formaba parte del recetario romano. Esta preparación, similar a una frittata, comenzaba con un sofrito de cebolla al que se añadían verduras, carne o pescado, según los gustos y los ingredientes disponibles. Para finalizar, se incorporaban huevos batidos, que actuaban como elemento cohesivo de la mezcla.
El plato recibía su nombre del recipiente en el que se cocinaba: la patina, una vasija fabricada en cobre y con paredes altas, ideal para colocarse sobre brasas o introducirse en hornos, permitiendo una cocción uniforme. Esta preparación es, sin duda, una de las antecesoras directas de nuestra querida tortilla de patatas.
Durante la Edad Media, la tortilla se convirtió en una comida sencilla, al alcance de las clases populares. Las primeras tortillas consistían en huevos batidos mezclados con ingredientes como hierbas frescas, ajo, cebolla o queso rallado. A menudo, se les añadían legumbres o pan desmigado para dar consistencia y saciar el apetito. En otros casos, se incluían productos más elaborados como embutidos o tocino, aunque esto era un lujo reservado para ocasiones especiales. Estas tortillas eran una solución práctica para aprovechar sobras y crear platos nutritivos.
Aunque la patata llegó a Europa tras los viajes de Cristóbal Colón, su adopción en la alimentación humana fue lenta. Durante siglos, este tubérculo americano fue visto con desconfianza y utilizado más como alimento para el ganado que como ingrediente culinario. No fue hasta el siglo XVIII cuando la patata se incorporó de manera habitual a la gastronomía, y con ello nació la tortilla de patatas que hoy conocemos y amamos.
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