Curiosidades de la sandía

¿A quién no le apetece un trozo de sandía cuando está relajado en la playa o la piscina? La sandía es sinónimo de frescura, verano y alegría. Por eso, es una de las frutas más queridas. Además, tiene un montón de curiosidades divertidas que seguro no conoces. Te las contamos a continuación.

¿Fruta o verdura?
Quizá esta sea la curiosidad más sorprendente. Desde una perspectiva botánica, la sandía es una fruta porque su origen está en una flor y, además, contiene semillas. A pesar de ello, la sandía está clasificada como parte de la familia botánica Curcurbitaceae junto a otras verduras culinarias como el pepino y la calabaza.

Orígenes
No se sabe a ciencia cierta dónde surgieron las primeras sandías, aunque es muy probable que fuera en el desierto de Kahalari en África. Sea como fuere, la primera cosecha de sandía registrada está representada en jeroglíficos de hace unos 5.000 años. Los egipcios colocaban sandías en las tumbas funerarias de los reyes para alimentarlos en la otra vida.

Evolución
Antes de que los egipcios comenzaran a cosecharlas, las sandías no tenían color rojo ni sabor dulce. Gracias a unos estudios se sabe que las sandías primitivas tenían un sabor más amargo y la pulpa de color amarillo y que, por pura selección natural, fueron mutando genéticamente hasta dar lugar a las que hoy conocemos.

Beneficios de su color rojo
El responsable de que muchas frutas y verduras tengan color rojo es un pigmento natural llamado licopeno. Entre otras cosas, el licopeno destaca por su gran poder antioxidante, superior al de las vitaminas C y E. La sandía es uno de los alimentos con más licopeno. Por ejemplo, tiene 1,5 veces más que el tomate.

Refresco contra las agujetas
La sandía es rica en L-Citrulina, un aminoácido que produce síntesis de óxido nítrico y mejora el transporte de glucosa en el músculo esquelético. Si a eso le sumas que el 92% de su composición es agua, la sandía se convierte en el mejor refresco para después del ejercicio, ya que además de hidratar ayuda a prevenir la aparición de calambres y agujetas.