Lo que necesitas saber sobre los edulcorantes

Los edulcorantes proporcionan al paladar un sabor dulce sin aportar calorías. Su sustitución por el azúcar parece un recurso prometedor para reducir las calorías ingeridas y para proteger la salud de los ciudadanos.  

Los azúcares naturales son hidratos de carbono de origen natural que se absorben en su totalidad de forma rápida. Se encuentran en forma de lactosa en los lácteos, en forma de fructosa en la fruta y en forma de sacarosa en el azúcar. La miel, la melaza y el sirope de agave son otros alimentos con azúcares naturales. Todos ellos aportan 4 kilocalorías por gramo.

Los edulcorantes son aditivos alimentarios con capacidad para imitar el efecto dulce del azúcar, proporcionando menos energía. Algunos de ellos son extractos naturales mientras que otros son sintéticos, estos últimos se denominan edulcorantes artificiales. Algunos se pueden calentar, otros no; y tienen sabores más o menos populares.

Tenemos dos grandes grupos de edulcorantes:

Una gran variedad de productos alimentarios y bebidas como los refrescos light o zero, chicles, yogures y postres son endulzados con edulcorantes. De igual manera y, con el objetivo de mejorar su sabor, estos aditivos se emplean en colutorios bucales, en multivitamínicos y en muchos medicamentos. Todos estos productos, sean para uso alimentario o medicamentoso, deben incluir el empleo de edulcorantes en el listado de ingredientes.

Tened en cuenta que, los edulcorantes, como aditivos alimentarios que son, se encuentran regulados por organismos internacionales como la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria). Entre otros aspectos, estudian y deciden la cantidad diaria que puede ser consumida sin perjuicio para la salud. Esto es la Ingesta Diaria Admisible (IDA) o sea, la dosis máxima recomendada.

Sin embargo, es prudente evitar consumir muchos alimentos que contengan edulcorantes añadidos. Que si le pongo sacarina al café, y tomo dos por la mañana y otro después de comer. Si junto al café tomo 1 galletita sin azúcar añadido pero edulcorada; en los postres de la comida tomo yogures desnatados edulcorados,…es más que posible que supere la IDA.

Además, el uso regular y habitual de edulcorantes puede ser un arma de doble filo. El sabor dulce, provenga del azúcar o de un edulcorante, estimula los mismos receptores en la lengua y activa las mismas vías de recompensa en el cerebro. Con lo que se perpetúa la necesidad de consumir este sabor, el dulce.

Los científicos están continuamente estudiando los efectos de estas sustancias. Pero son muchísimas las variables: persona sana o enferma; qué edulcorante en concreto, ya que una vez consumidos no todos funcionan igual; en qué alimento; etc.

Algunos estudios sugieren que determinados edulcorantes pueden producir disbiosis de la microbiota intestinal, por alterar su composición y sus funciones. Otras investigaciones creen que pueden favorecer el desarrollo de diabetes y aumentar el riesgo cardiovascular. Según una revisión publicada en enero de este año en la revista frontiers in Nutrition, se necesitan más investigaciones. Estudios bien diseñados que valoren cada edulcorante por separado, que esté bien descrita la situación inicial de los participantes y, por supuesto, que sean a más largo plazo.